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A DOS AÑOS DE SU PRIMER CONTAGIO DE COVID-19, PACIENTE DEL IMSS AGUASCALIENTES EXHORTA A PROTEGER A LOS MÁS VULNERABLES

A dos años de su primer contagio por COVID-19, en marzo de 2020, y tras una reinfección durante la llamada “cuarta ola” de 2022, Liliana “N” –paciente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Aguascalientes– ha redoblado las medidas de bioseguridad y mantiene la sana distancia, uso de cubrebocas y lavado de manos para proteger a su familia del virus SARS-CoV-2, pues asegura que algunos son vulnerables por la edad o por enfermedad.

Explicó que la primera vez que se contagió fue hospitalizada en el Hospital General de Zona (HGZ) No. 2 del IMSS durante varias semanas, temiendo por su vida y por el cuidado de sus hijas si ella llegaba a faltar. Dos años después, a pesar de las vacunas y las medidas preventivas, la nueva cepa del virus, y más contagiosa, la alcanzó, por lo que se mantuvo en cama por varios días y enferma por un par de semanas.

 “Mi mayor temor ha sido contagiar a mis hijas y a mis padres porque algunas personas son vulnerables. El COVID-19 es una enfermedad que puede ser mortal y no quiero ponerlos en riesgo; es por eso que invito a toda la población a tomarse en serio las medidas preventivas de contagio, principalmente la sana distancia, aún en semáforo verde”.

Liliana advirtió que el primer contagio de COVID-19 le dejó secuelas físicas y psicológicas, tratadas por especialistas durante dos años: úlceras de presión, depresión, ansiedad, cansancio, cicatriz en el pulmón, dificultad para realizar esfuerzos y caída de pelo severa, entre otras.

Recordó los difíciles momentos que vivió en 2020 dentro y fuera de los hospitales, por ello insistió: “No importa el color del semáforo (epidemiológico), por favor no bajen la guardia con las medidas preventivas y pónganse la vacuna”, recalcó.

Por otro lado, narró que, a pesar de los cuidados y las tres vacunas, un nuevo contagio sucedió en diciembre de 2021 por una visita que realizó a una persona que no sabía que era positiva a COVID-19. Enseguida presentó fiebre alta, vómito persistente, vértigo, dolor agudo de cabeza y ojos, además de estrés, dolor y angustia en toda la familia.

Aseguró que mejorar la alimentación ha sido de gran ayuda en su recuperación y en la resistencia de toda la familia a cualquier enfermedad, por lo que instó a personas de todas las edades a buscar asesoría nutricional en el IMSS para alimentarse en forma saludable. 

En el mismo sentido, reiteró: “Yo estoy aquí, pero muchos no lo lograron. Muchas familias perdieron algún integrante y cambiaron los roles de madres, padres y hermanos”. 

“Quedé con miedo a la muerte, comentó, pero poco a poco entendí que hay que vivir, y eso me lo enseñó el COVID-19. Tomé las riendas de mí vida y volví a empezar. Tomé decisiones que me dieron paz y tranquilidad porque no sé si mañana estaré. Las cosas triviales perdieron importancia y me centré solo en lo que me sirve para ser mejor persona”. 

Para Liliana estar bien tiene otro significado, pues valora más a las personas que quiere y sigue agradecida con quienes estuvieron pendientes de su salud. “Hago servicio social y apoyo al personal de salud porque sigo súper agradecida con médicos y enfermeras del IMSS y de todo el sector salud”, concluyó.